Cuando llegas al alojamiento todo parece maravilloso, buena ubicación, casa nueva, entorno bonito y dueños agradables de cara a la galería en su papel pues es su negocio. Pero cuando yo (y creo que cualquiera) elijo alojarme en este tipo de alojamientos en los que convives mucho con los dueños (pues duermen en la habitación de al lado), lo más importante para mí, es que sean en realidad buena gente y de fiar. Y esto se demuestra cuando surge un problema, que no suelen ser infrecuentes en los viajes. Pues sucedió que en su pequeño aparcamiento en el que caben 4 coches habiendo 6 habitaciones y en los exteriores es imposible aparcar a menos de 500 metros, tienen un perro pastor alemán atado con una cadena de unos 5 ó 6 metros. Me había avisado la dueña que optimizase el aparcamiento debido a su pequeñez y por eso una noche lo aparqué a unos 3 metros de la casa el perro, pero éste haciendo algo muy normal según los dueños se subió al capó del coche y me lo arañó profundamente pues tenía grava en las patas. La dueña insistía que echando una crema antiarañazos desaparecerían, lo cual hice al día siguiente delante de ellos con resultado negativo. No quise remover más la cosa pues nos quedaban 4 días allí y el día que nos íbamos les pregunté si tenían seguro del perro y que consultasen. Muy cordialmente me dijeron que sí y que estaríamos en contacto telefónico. Al llegar a casa lo llamé y de muy malas formas me dijo que el seguro de su perro no lo cubría y que él no iba a pagar nada. Todo me hace pensar que el perro no tiene seguro pues se niega a comunicárselo al mío. No quiero ni pensar si hubiera mordido a mi hijo. Otro día la dueña se puso a decir tacos cabreada porque otro inquilino se había dejado la puerta de la calle abierta. Y la limpieza de las habitaciones no es diaria como ponen.
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