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Casa Rural Finca la Yedra

Valoración Casa Rural Finca la Yedra

El Tiemblo • Ávila •

1.7

Valoración general (3 opiniones)

Calidad
Instalaciones
Limpieza
Servicio
Ubicación


Opiniones (3 opiniones)

Opinión sobre Finca la Yedra
Jesús (05/Dic/2011)

“No está autorizado”

Habiendo denunciado este establecimiento ante la Inspección de turismo de la Junta de Castilla y León, me confirman que no está inscrito en el Registro de Actividades y Empresas Turísticas, por lo que no está autorizado como alojamiento turístico, ni para organizar actividades.

Opinión sobre Finca la Yedra
Jesús (01/Dic/2011)

“Lo pasaréis bastante mal”

Llegamos a El Tiemblo el 25 de Noviembre viernes por la tarde, ya noche cerrada. Llamamos por teléfono según lo acordado varias veces sin obtener respuesta. Entramos en un bar, y cuando llevábamos al menos veinte minutos, aparcó casualmente el tal Julio, que teóricamente nos debía estar esperando, en la puerta de donde estábamos matando el tiempo, le vio el camarero y nos dijo que era él. Yo salí, y me dijo que siguiéramos esperando, que iba a comprar. Volvió al cabo de otros veinte minutos, y nos dijo que le siguiéramos (tengo un 4x4), no sin antes, invitar a mi mujer a subir con él para ir ?contándole cosas?. Sin prejuzgar ninguna intención, pero pareciéndome como poco una indelicadeza y un exceso de familiaridad, no iba a dejar a mi pareja sola, en un coche por en medio de un bosque, de noche, con un individuo al que no conocía de nada, y cuyo aspecto no me inspiraba tampoco mucha confianza, me negué lo más diplomáticamente que pude, cosa que ostensiblemente le sentó mal. Llegamos a la casa ?maravillosa?, que tenía polvo con solera, y porquería y cachivaches por doquier. No había servicio de ninguna clase, él era la única persona que atendía, por decir algo, porque como además es impedido, encima intentábamos ayudarle. No había ni hubo nadie, salvo nosotros y él, por lo que se puede suponer cuando se lea lo siguiente, el calvario que pasamos con la insistente compañía de este elemento, que además no nos dejaba ni a sol ni a sombra. De los bichos no digo nada, porque estando en el campo?, ya se sabe. Pero es curioso que en otras casas rurales que he estado, y en la mía propia del pueblo, se intentaban eliminar, pero aquí debían convivir con el dueño placenteramente, porque en la cena, de aperitivo, le fue servido a mi mujer un cuenco lleno de tijeretas (vulgarmente ?cortapichas?). La cocina era grande y hermosa, para almacenar gran cantidad de cacharros sucios, y no hubiera resistido una somera inspección de Sanidad. El primer plato fue una sopa de hueso de jamón rancio (me acordé del dómine Cabra), de segundo una mezcla impresentable de setas, y de postre, un interminable monólogo del ?señor de la casa?, que había cenado con nosotros como si fuéramos sus invitados, sentado en la cabecera de la mesa, contándonos su vida y milagros. A mí por supuesto me ignoraba después de la ?ofensa? de negarme a que mi mujer se fuera con él en el coche. Nos acostamos pelados de frío, con la calefacción recién encendida, y en una habitación bastante elemental, en la que por supuesto, en la siguiente noche nos tuvimos que hacer la cama. Por cierto, en su línea de indelicadeza, durmió en la habitación contigua, por lo que no tuvimos el consuelo ni siquiera de un poco de intimidad. Pensamos que el precio de 150 euros persona, habitación comida vomitiva/ finde, bebida aparte, se justificaría con un curso micológico interesante y bien preparado. Nada más lejos de ello. El curso consistió en un paseo por el campo, buscando infructuosamente cualquier atisbo de seta. Ya sé que él no tenía la culpa de que no hubiera, pero debió advertirlo antes de ir, como hizo en el fin de semana del 4 al 6, que pensamos ir inicialmente. Ahora creo que me avisó en esa ocasión, porque lo tendría lleno o le interesaría por cualquier otro motivo. En la casa, nos contó la historia de la misma, y la de su padre, sus hermanos y demás familia, cosa que con las setas tenía poco que ver, así como una descripción exhaustiva de la finca. De setas nos enseñó unos libros, dos láminas sacadas de Internet, y algún boleto congelado, explicándonos cosas que cualquiera que sepa leer, encuentra en el más sencillo medio de divulgación. Por supuesto, a falta de setas de verdad, no había maquetas, ni figuras en escayola pintada, ni presentación con diapositivas o proyector, ni nada que supusiera algo serio. Un timo. La comida del sábado consistió en judías recalentadas, pellejonas, agarradas, con codorniz estropajosa, y una ensalada. De postre, nos obsequió con sus opiniones políticas, por llamarlas de alguna forma, y la amenaza de ?dar una perdigonada en los tobillos? (sic), a unos paseantes que habían entrado erróneamente en su finca, que por cierto no cuenta ni con puerta, ni cartel. La cena consistió en una crema de coliflor, también quemada, y un revoltijo de gambones de a 6 euros el kilo, con verduras, diciéndonos sin pudor de ninguna clase que con las sobras de la ensalada del mediodía y las de la cena, comeríamos al día siguiente. No se cortó, de describir en la mesa su úlcera sangrante de duodeno, colonoscopia incluida, descripción por la que mi mujer tuvo que ir a la habitación a vomitar. Visto que este individuo no estaba en sus cabales, y además estaba armado, tenía en la ventana balas preparadas como si fueran a venir los indios, y me había confesado que tenía varias armas, decidimos seguirle la corriente, desayunar tranquila y sonrientemente el domingo, y decirle con mucha delicadeza que nos íbamos a continuación, pagándole lo que nos pidiera, total 320 euros, no fuera a ser que se enfadase y recibiéramos una perdigonada en los tobillos o algo peor mientras huíamos, porque en realidad no nos fuimos, huimos de aquella situación horrible, respirando hondo y sin mirar atrás conforme nos alejábamos. Pensábamos olvidarlo, como supongo habrán hecho otros sufridores ?invitados?, pero yo he decidido, que nadie más caiga en manos de un individuo sucio, soberbio, desagradable, desequilibrado y timador como este, que no me da pena en lo absoluto, como a él no le da, el habernos hecho pasar a dos personas de 60 años un fin de semana en el que nos hemos sentido asustados, vejados y estafados.

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Web Casa Rural Finca la Yedra http://www.fincalayedra.es

Teléfono Finca la Yedra (0034) 918 665 101

Dirección Casa Rural Finca la Yedra , 05270 El Tiemblo (Ávila)



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